miércoles, 9 de mayo de 2012

EL MADRID DE LOS AUSTRIAS


En el año 1561, Felipe II comunica desde Toledo al Concejo de Madrid su decisión de trasladar la Corte a la  "Villa del Manzanares".

Castilla carecía de un lugar fijo como residencia de la Corte. Esta iba allá donde fuese el monarca, que solía pasar largas temporadas en diferentes ciudades de sus dominios. Algunos organismos oficiales tenían su asiento en ciudades concretas, como era el caso de Valladolid. En la capital castellana había pasado temporadas el emperador Carlos I, y allí había nacido Felipe II.

Este movimiento itinerante de la Corte comenzaba a resultar incómodo, caro y nada práctico. Toledo o Valladolid eran ciudades que tenían gran prestigio para ser elegidas. 
Se desconoce si la idea de Felipe II de establecer una capitalidad fue un proyecto que tenía desde antes de su reinado o desde los primeros tiempos de su coronación, o si por el contrario lo fue madurando.
Aunque el peso histórico de Toledo era casi simbólico para la monarquía española, la ciudad presentaba claras y serias desventajas para ser la sede de la Corte de un estado moderno.

Entre varias razones contaron:
  •  La ubicación de Toledo en un gran cerro en medio de una llanura, lo hace lugar muy abatido por los vientos, de calor asfixiante en verano y fríos gélidos en invierno, con calles estrechas y tortuosas, continuamente en cuesta por lo que  no era un lugar grato para los cortesanos y además no permitía grandes actos o solemnidades.
  • La  esposa del rey, Isabel de Valois, sentía una declarada antipatía por Toledo, ciudad a la que consideraba la más fría y desagradable de cuantas conocía.
  • Durante la estancia de la Corte en Toledo, entre 1559 y 1561, se produjeron roces entre la Corte y el Arzobispado. Toledo era la capital primada de España, la sede cardenalicia de mayor poder y rentas, y el cardenal actuaba como un auténtico virrey. Las relaciones entre las dos esferas de poder, la cortesana y la arzobispal, se volvieron conflictivas.
  • El pueblo toledano estaba descontento ante la permanencia de la Corte, pues los precios aumentaron, los alimentos llegaron a escasear y la convivencia fue a veces difícil, beneficiándose solo de esta situación los comerciantes y los posaderos.
  • La corte española había crecido enormemente en cantidad de servidores y en complejidad de aparato y protocolo y se necesitaba una sede urbana que facilitara los movimientos de la Corte. Además, la burocracia se estaba convirtiendo en una máquina aparatosa que demandaba edificaciones adecuadas.

¿Por qué fue Madrid la ciudad elegida?.
Posiblemente por razones tan simples como que Madrid le gustaba al joven rey, y Toledo o Valladolid bastante menos. Además la Villa del Manzanares reunía ciertos requisitos que favorecieron el establecimiento de la Corte:
  • No era una ciudad con grandes ni suntuosos edificios, pero su organización urbana permitía múltiples transformaciones, entre las que destacaban el poder proyectar calles anchas y rectas y , al igual que Toledo, estaba situada en el centro peninsular.
  • Presentaba un relieve suave y ondulado, había agua de buena calidad y el  aire limpio y el clima sano, contribuían a que el ambiente de la Villa fuese sumamente grato.
  • Madrid no era sede arzobispal y la nobleza local era poco poderosa por lo que sus intereses eran fácilmente manejables y la Corte, sin un  fuerte poder aristocrático ni religioso, podía moverse sin interferencias y disponer con absoluta libertad. 

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Con la llegada de Felipe II, Madrid experimenta un gran crecimiento. De esta fructuosa época ha quedado un importante legado de edificios renacentistas y barrocos que merece la pena visitar.
El recorrido se inicia en la Puerta del Sol, lugar donde se encuentra el conocido Km.0 de las carreteras de toda España. Esta plaza es el núcleo central de la ciudad. Continúa el recorrido por unas estrechas calles hasta llegar a la Plaza en la cual encontramos el Convento de las Descalzas Reales, el Palacio Real (residencia oficial de Su Majestad el Rey de España, que lo emplea en las ceremonias de Estado, aunque no habita en él), el Monasterio de la Encarnación Y La Capitanía General.
Retrocediendo sobre nuestros pasos por la calle Mayor a la Plaza de la Villa encontraremos La Casa de la VillaLa Casa Cisneros y La Torre de los Lujanes.
Justamente detrás está la Plaza Mayor, mandada construir por Felipe II en el siglo XVI. Una plaza de forma regular, con soportales donde hay comercios de diferentes variedades, restaurantes y cafeterías. Antiguamente se celebraron en la Plaza Mayor corridas de toros, Autos de Fe en la época de la Inquisición, procesiones, ejecuciones, fiestas y  obras teatrales.
Dentro de la Plaza los edificios más importantes son La Casa de la Panadería y frente a ella La Casa de la Carnicería. Situada en el centro de la Plaza se encuentra la figura ecuestre en bronce de Felipe III levantada por Juan de Bolonia.
Saliendo por el lado este de la Plaza Mayor salimos a la Plaza de la Provincia donde se halla el Palacio de Santa Cruz, construcción del siglo XVII, actualmente Ministerio del Interior.
Merece la pena también desviarse un poquito del recorrido par visitar la Catedral de San Isidro, para volver al recorrido y poder admirar el bello edificio que alberga el Ministerio de Asuntos Exteriores y La Casa de Lope de Vega, en la calle Cervantes.

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